martes, 30 de noviembre de 2010

Te recomendamos... Lo que me queda por vivir

Elvira Lindo en su última novela nos presenta a Antonia, una madre joven, a la que su marido ha abandonado por otra mujer, dejándola con un niño de 4 años, Gabriel, o Gabi, como le llama ella. Pero el problema no es que él la haya abandonado, sino que, no le deja rehacer su vida, puesto que, de vez en cuando vuelve por unos días al piso de con ella y con Gabi, y porque todas las tardes a las ocho le llama, manteniendo en la esperanza de volver a estar juntos y confundiendo a Gabi.

Pero el verdadero protagonista, para mí, es Gabi, un niño muy maduro para sus 4 años, que tiene que lidiar con las idas y venidas de su padre y con lo que esto provoca en su madre, a la que protege y cuida cada vez que él la vuelve a dejar, por otra parte tiene que aprender a relacionarse con la nueva pareja de su padre, tiene que aprender a comportarse con ella, siempre pensando en no "traicionar" a su madre. Pero al mismo tiempo sigue siendo un niño con sus caprichos y su necesidad de llamar la atención y de reclamar cariño.

Gabi tiene una madre diferente a las de los demás niños de la guardería, no sólo por su aspecto físico o por su edad, y esto condiciona su carácter, tanto en su infancia como en su vida adulta, ella lo sabe y a veces se lo reprocha, aunque no puede hacer nada para evitarlo.

Antonia es una mujer de 26 años, soltera y con un niño, que ha conseguido un trabajo como guionista de televisión, cuando esto no estaba muy bien visto, todo esto contextualizado en la España de los años ‘80 adquiere una perspectiva diferente a la que tendría hoy en día, pero en muchos aspectos nuestra sociedad no ha cambiado tanto como pensamos en los últimos 30 años, aunque esta situación sea más habitual ahora no quiere decir que se esté mejor vista.

No hay comentarios:


Haz clic en el logo de twitter y síguenos en BiblioAlfafar