
Se complementan las historias de Ernst Toller desde su exilio en Nueva York en el año 1939, que nos adentra en aquello que vivieron a través de la historia de Dora Fabián que está incluyendo en su autobiografía. Y por otra parte, están los recuerdos de la anciana Ruth Wesemann, en el año 2001 en Sidney, prima de Dora, que surgen más vivos que nunca al recibir un manuscrito de la autobiografía de Toller.
Dejando a un lado la historia del alzamiento nazi, con la que me he perdido en varias ocasiones, ya que da muchos nombres, fechas, datos que yo desconocía totalmente, Dora resulta un personaje cautivador, una mujer feminista, que da su vida para reivindicar aquello en lo que cree y por lo que ha luchado con toda su fuerza a pesar de su frágil apariencia física. Ruth nos aporta paz, es la única superviviente del grupo y desde su perspectiva nos adentra en la historia de una manera apasionante.
Totalmente recomendable aunque no te guste la historia, como es mi caso, puesto que esta narrada de una manera en la que vives con los personajes la angustia del exilio político, el amor, a pesar de las circunstancias, la traición, el miedo, la amistad, las artimañas del poder ...
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