Hoy, 24 de octubre, celebramos el “Día de las Bibliotecas” en unas circunstancias muy especiales, motivadas por la adaptación continua a la que nos ha llevado la compleja situación que estamos viviendo.
Desde el mes de marzo, pese a las dificultades del momento, estamos tratando de mantener, de diferentes formas, el acceso a la información y al entretenimiento de usuarios y usuarias. Cuando no ha sido posible la atención presencial, hemos tratado de mantener nuestro servicio por medio de las nuevas tecnologías de la información. Ahora, con las limitaciones necesarias a aplicar por razones de seguridad, poco a poco vamos recuperando la normalidad presencial (el servicio tradicional de préstamo de libros en papel ya hace meses que ha vuelto a funcionar y, aunque con aforo reducido, ya se puede acceder a la sala de estudio).
En el S. XIV, el humanista italiano Niccolò Niccoli donó a la ciudad de Florencia una importante colección de libros. Esta donación fue la base de lo que se ha considerado la primera biblioteca pública; pues, la intención del erudito renacentista era que la ciudadanía florentina pudiera acceder a su donación. Así lo manifestó diciendo: “Lego estos libros a la ciudad para el bien común, para el servicio público, para que permanezcan en un lugar abierto a todos, donde las personas hambrientas de educación puedan cosechar en ellos, como en campos fértiles, el rico fruto del aprendizaje”. Hoy, celebramos el “Día de las bibliotecas” con la esperanza de volver pronto a la normalidad. Nuestro deseo es que la Biblioteca de Alfafar y su fondo pueda cumplir, plenamente y lo antes posible, la función que, a siglos de distancia, sintetizó a la perfección Niccolò Niccoli.
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